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Un Mundo Sostenible

🌍 ¿Qué es el ODS 10 y por qué es crucial para un mundo más justo?

Indice

🤔 ¿Qué es el ODS 10 y por qué hay desigualdad?

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Vivimos en un mundo donde el lugar donde naces puede determinar cuánto ganas, qué tan lejos estudias, si tienes agua limpia o si puedes cruzar una frontera sin miedo. Esa es la cruda realidad de la desigualdad. Y frente a ella, surge un objetivo que no solo es necesario, sino urgente: el ODS 10.

El Objetivo de Desarrollo Sostenible número 10, definido por la ONU, busca reducir la desigualdad dentro de los países y entre ellos.

Hablamos de desigualdad económica, social, política y ambiental. Desde la brecha salarial de género hasta las barreras que enfrentan las personas con discapacidad para acceder al empleo o las diferencias en el trato a los migrantes, el ODS 10 nos recuerda que la equidad no es automática, se construye.

Pero ojo: este objetivo no se trata solo de “ayudar a los más pobres”. Se trata de transformar estructuras de poder, romper sistemas que perpetúan la exclusión, y crear sociedades donde todos tengan acceso a oportunidades reales.

Ya no basta con el crecimiento económico. Si ese crecimiento solo beneficia al 10% más rico, como señala el Informe sobre la Desigualdad Global (2022), estamos fallando. No solo como países, sino como humanidad.

Porque no hay desarrollo sostenible sin justicia social. Y no hay justicia social mientras más de 700 millones de personas vivan en pobreza extrema, mientras se concentre el 76% de la riqueza en manos de unos pocos.

Este artículo no es solo un repaso teórico. Es un llamado a entender, actuar y construir un futuro donde la equidad deje de ser una promesa y se convierta en realidad.

🗺️ Mapa de ODS 10 a Nivel Mundial

Este mapa global representa el grado de avance de los países hacia el cumplimiento del ODS 10, que busca reducir las desigualdades dentro de los países y entre ellos.

Los países están coloreados según su desempeño en 2024, de acuerdo con la siguiente escala:

  • 🟢 Verde: metas logradas
  • 🟡 Amarillo claro: los desafíos persisten
  • 🟠 Naranja: desafíos importantes
  • 🔴 Rojo: grandes desafíos
  • Gris: datos insuficientes

📌 Síntesis global

⚫ Un número considerable de países, especialmente en África y el Pacífico, no disponen de datos suficientes.

Solo unos pocos países (Islandia, Irlanda, Eslovenia, Argelia, Ghana, Kirguistán) han alcanzado las metas del ODS 10.

🔴 La mayoría de América Latina, África subsahariana y Asia meridional enfrentan grandes desafíos.

🟠 Muchas economías grandes (EE. UU., China, India, Rusia, Australia) tienen aún desafíos importantes.

🎯 Metas del ODS 10: ¿Qué busca exactamente este objetivo?

Aunque la frase “reducir desigualdades” suena muy amplia, el ODS 10 tiene metas concretas y medibles que permiten evaluar el progreso real de los países. Estas metas van desde mejorar el ingreso de los sectores más vulnerables hasta asegurar políticas migratorias inclusivas.

Aquí te dejo una tabla con las metas oficiales del ODS 10 para que tengas una visión clara de qué se espera lograr al 2030:

N.ºMeta del ODS 10
10.1Aumentar sostenidamente el ingreso del 40% más pobre a un ritmo mayor que el promedio nacional.
10.2Promover la inclusión social, económica y política de todas las personas.
10.3Asegurar igualdad de oportunidades y reducir las desigualdades mediante la eliminación de leyes, políticas y prácticas discriminatorias.
10.4Adoptar políticas fiscales, salariales y de protección social que promuevan la equidad.
10.5Mejorar la regulación de las instituciones financieras y los mercados.
10.6Aumentar la representación y participación de los países en desarrollo en las decisiones económicas y financieras internacionales.
10.7Facilitar la migración y movilidad segura, ordenada y responsable.
10.aImplementar el principio del trato especial para países menos adelantados.
10.bFomentar la asistencia oficial al desarrollo y la inversión extranjera en los países que más lo necesiten.
10.cReducir los costos de transacción de las remesas de los migrantes.

Como ves, el ODS 10 no se limita a intenciones. Está respaldado por acciones específicas que exigen voluntad política, cooperación internacional y presión ciudadana para materializarse.

💸 El mapa de la desigualdad: cifras que revelan una urgencia global

Detrás del ODS 10 hay un panorama alarmante que, aunque suena a cifras lejanas, tiene impacto directo en nuestras vidas. Hablemos claro: la desigualdad es un problema estructural que no se resuelve con buenas intenciones.

Según el Informe sobre la Desigualdad Global (2022), el 10% más rico de la población mundial posee el 76% de toda la riqueza. Y si eso te parece duro, considera que más de 700 millones de personas viven en pobreza extrema, sobreviviendo con menos de $2.15 al día.

Esta disparidad económica no solo frena el crecimiento de países enteros, también alimenta otros fenómenos igual de graves:

  • Conflictos sociales
  • Inestabilidad política
  • Migraciones forzadas
  • Desconfianza hacia las instituciones

Lo más preocupante es que muchas veces, los sistemas que supuestamente están diseñados para corregir estas desigualdades… las refuerzan.

Por ejemplo:

  • En muchos países, los impuestos regresivos castigan más a los que menos tienen.
  • El acceso a la educación de calidad sigue siendo un privilegio de quienes nacen en familias con recursos.
  • Y las mujeres, especialmente en zonas rurales o países en desarrollo, enfrentan una triple barrera: por género, por origen y por pobreza.

“El lugar de nacimiento determina acceso a educación, salud y empleo.

Y esto no es solo una frase poderosa: es una realidad brutal que confirma que la desigualdad no es un accidente, sino el resultado de estructuras que excluyen de forma sistemática.

Por eso el ODS 10 no puede ser una opción secundaria. Es el pilar que sostiene cualquier esfuerzo serio por un desarrollo verdaderamente sostenible.

🚱 Acceso desigual a recursos básicos: el agua como ejemplo de injusticia

Cuando hablamos de desigualdades, muchas veces se piensa en dinero. Pero la brecha también se manifiesta en algo más elemental: el acceso a recursos vitales, como el agua potable.

Mientras en algunas ciudades se desperdician miles de litros al día por fugas o consumo excesivo, en otras partes del mundo, familias enteras tienen que caminar kilómetros para conseguir un balde de agua.

Aquí es donde entra la innovación social: tecnologías accesibles que salvan vidas.

Un caso inspirador viene de Perú y Chile, donde se han implementado sistemas de captación de niebla, también conocidos como “atrapanieblas”. Son estructuras que recolectan el agua de la neblina y la convierten en líquido apto para consumo o riego.

Abel Cruz (Perú): Instaló más de 3,000 atrapanieblas en comunidades vulnerables, generando hasta 400 litros diarios por unidad. Su iniciativa ha sido reconocida internacionalmente por su impacto directo en el bienestar de zonas con escasez hídrica.

Carlos Espinosa (Chile): Innovador desde los años 50, perfeccionó la tecnología de cosecha de niebla y donó su patente a la UNESCO para que pudiera ser utilizada globalmente.

En Peñablanca (Chile), por ejemplo, 29 atrapanieblas lograron recuperar 2 millones de litros de agua en una de las zonas más áridas del país.

Este tipo de soluciones demuestran que la desigualdad no se resuelve solo con políticas; también necesita ingenio, voluntad y solidaridad.

“Mientras algunas regiones carecen de agua, otras desperdician millones de litros. La tecnología accesible puede cerrar esta brecha.”

Esa reflexión tuya resume perfectamente lo que el ODS 10 propone: cerrar brechas mediante soluciones inclusivas y sostenibles. No se trata de repartir pobreza, sino de democratizar el acceso a lo esencial.

🛂 Doble rasero en la migración: cuando el origen determina tu dignidad

Las migraciones han sido parte de la historia humana desde siempre. Pero en la actualidad, la forma en que los países reciben (o rechazan) a las personas migrantes se ha convertido en un reflejo brutal de la desigualdad global.

El ODS 10.7 habla claro: debemos “facilitar la migración y la movilidad de las personas de manera ordenada, segura, regular y responsable.” Pero, ¿estamos cumpliendo?

Basta con mirar lo que ocurrió en 2022, cuando estalló la guerra en Ucrania.

Miles de personas ucranianas huyeron del conflicto y fueron recibidas con los brazos abiertos por muchos países europeos. Inmediatamente se activaron políticas de acogida, permisos de residencia exprés, acceso a servicios públicos, e incluso viviendas gratuitas.

Pero, al mismo tiempo, personas refugiadas de África, Oriente Medio o América Latina seguían siendo detenidas, deportadas o simplemente abandonadas en fronteras, campamentos insalubres o, peor aún, en el mar.

“Refugiados ucranianos recibieron acogida inmediata, mientras que personas de África y Oriente Medio enfrentaron rechazo y violencia.”

El caso de Hungría es emblemático. El gobierno de Viktor Orbán, que durante años levantó muros para impedir la entrada de personas migrantes no europeas, abrió sus puertas a los ucranianos. Esta contradicción expone una dura verdad: el trato que recibe un migrante muchas veces depende del color de piel, la religión o el pasaporte.

Según datos de ACNUR, en 2022 había más de 100 millones de desplazados forzados en el mundo, la mayoría provenientes de conflictos como los de Siria, Afganistán, Sudán, Venezuela o Myanmar.

Y sin embargo, el acceso a asilo, residencia o incluso a una atención médica digna, no es igual para todos.

“La crisis migratoria global evidencia desigualdades en el trato a refugiados.”

Reducir las desigualdades también implica revisar a fondo nuestras políticas migratorias. Y no solo a nivel legal, sino en los discursos, en los medios y en la percepción pública.

Porque mientras no cambiemos la lógica de “migrante de primera y de segunda”, la justicia global seguirá siendo una ilusión.

💼 Desigualdad económica y de género: una herida abierta en el desarrollo

La desigualdad no solo se mide en riqueza o ingresos. También se manifiesta en quién tiene acceso al poder, a la educación, a los derechos… y quién no. Y en ese mapa de inequidades, las mujeres y personas no binarias siguen cargando con la mayor parte del peso.

Hoy en día, el 70% de las personas que viven en pobreza extrema son mujeres, según datos de ONU Mujeres. Esta cifra no es casualidad, es el resultado de siglos de exclusión, sesgos culturales y políticas económicas que no han priorizado la equidad de género.

Si hablamos de ingresos, la brecha salarial global entre hombres y mujeres sigue rondando el 23%. En otras palabras, por el mismo trabajo, una mujer gana casi una cuarta parte menos que un hombre. Y esto se agrava si es madre, migrante, indígena o tiene alguna discapacidad.

“70% de las personas en pobreza extrema son mujeres (ONU Mujeres).”
“Brecha salarial global: 23% menos ingresos que los hombres (OIT).”

Pero esto no es solo una cuestión de género. También entra en juego otro factor profundamente injusto: el lugar donde naces.

“El lugar de nacimiento determina acceso a educación, salud y empleo.”

¿Sabías que en los países de ingresos bajos, solo el 20% de la población cuenta con protección social? Esto quiere decir que la mayoría de las personas no tiene acceso a pensiones, seguros de salud, subsidios o apoyo estatal en caso de emergencia. Una enfermedad puede hundir a toda una familia en la miseria.

Y si combinamos estos factores (género + pobreza + falta de derechos), nos encontramos con un sistema que reproduce la exclusión en lugar de romperla.

La meritocracia suena muy bien en los discursos, pero la verdad es que la igualdad de oportunidades sigue siendo una promesa incumplida para millones de personas en el mundo.

El ODS 10 nos empuja a replantear modelos económicos, culturales y laborales que, en lugar de premiar el esfuerzo, muchas veces castigan el origen.

¿Solución? No basta con dar voz a los que han sido históricamente silenciados. Hay que revisar estructuras, aplicar políticas redistributivas y garantizar acceso real a educación, empleo digno y salud.

La equidad no es una concesión: es un derecho. Y sin ella, no hay justicia, ni sostenibilidad, ni futuro que valga la pena construir.

🤝 Reducir las desigualdades: del discurso a la acción concreta

Hablar de desigualdad está bien. Visibilizarla es importante. Pero si todo queda en palabras bonitas, el cambio nunca llega. Por eso, uno de los aportes más valiosos del ODS 10 es que invita a actuar desde todos los frentes posibles: individual, colectivo y global.

La desigualdad es un fenómeno estructural, pero la transformación empieza desde abajo hacia arriba. Y aquí es donde tu experiencia personal toma aún más fuerza.

🙋 Acciones individuales

Cada persona tiene la capacidad de cuestionar, educar y construir entornos más equitativos desde su cotidianidad. Algunas acciones simples pero poderosas:

  • 📚 Educarse y educar: Cuestionar nuestros propios privilegios, escuchar otras realidades, y evitar lenguaje condescendiente. La empatía se aprende.
  • 💸 Apoyar lo local: Consumir en pequeños comercios o emprendimientos liderados por mujeres, personas migrantes o comunidades indígenas.
  • 👐 Voluntariado con impacto: Participar en programas de inclusión laboral para personas con discapacidad, personas mayores o jóvenes en riesgo de exclusión.

“Cuestionar privilegios y evitar lenguaje condescendiente.”
“Apoyar negocios locales y proyectos comunitarios.”
“Voluntariado: Programas de inclusión laboral para migrantes o personas en situación de discapacidad.”

🧩 Acciones colectivas

Cuando las personas se organizan, el poder se multiplica. Las transformaciones más profundas nacen de la presión social. Algunas propuestas concretas:

  • 📢 Exigir leyes contra la discriminación en empleo, vivienda y salud. No basta con decir “todos somos iguales”; hay que asegurarlo por ley.
  • 💰 Apoyar impuestos progresivos: Que las grandes fortunas y multinacionales paguen lo que corresponde y ese dinero se reinvierta en educación, salud y justicia social.
  • 🌱 Fomentar modelos de negocio de triple impacto: Empresas que no solo generen beneficios económicos, sino también valor social y ambiental.

“Exigir políticas públicas: impuestos progresivos a grandes fortunas.”
“Leyes contra la discriminación en empleo y vivienda.”
“Empresas con impacto social: modelos de triple impacto.”

🌐 Acciones globales

La desigualdad no entiende de fronteras. Por eso es vital actuar también a nivel internacional:

  • 🏦 Eliminar los paraísos fiscales: Lugares donde los más ricos esconden su riqueza mientras los más pobres pagan las consecuencias. Sin justicia fiscal, no hay justicia social.
  • 🤝 Apoyar acuerdos migratorios humanitarios: Que garanticen los derechos de las personas desplazadas, independientemente de su origen.

“Eliminar paraísos fiscales que concentran riqueza.”
“Apoyar acuerdos migratorios humanitarios.”

La clave está en entender que cada gesto cuenta. Que un pequeño cambio en nuestras decisiones diarias puede sumarse a millones de otras acciones que empujan hacia un mundo más justo.

Y sobre todo, entender que la lucha contra la desigualdad no es caridad, es justicia histórica y social. Es cerrar brechas que nunca debieron existir.

🧪 El rol de la tecnología y la innovación en la equidad social

Muchas veces se asocia la tecnología con robots, inteligencia artificial o grandes avances digitales. Pero en el contexto del ODS 10, la innovación va mucho más allá: se trata de crear soluciones accesibles que mejoren la vida de quienes más lo necesitan.

Y aquí entra uno de los ejemplos más potentes de tu experiencia: los atrapanieblas.

Mientras millones de personas carecen de acceso al agua potable, otras regiones desperdician este recurso sin medida. Frente a esta injusticia, la solución no vino de una gran multinacional, sino de mentes brillantes al servicio de su comunidad:

“Abel Cruz (Perú): Instaló 3,000 atrapanieblas en comunidades vulnerables, proporcionando hasta 400 litros diarios por unidad.”
“Carlos Espinosa (Chile): Innovó en los años 50 con tecnología de cosecha de niebla, donando su patente a la UNESCO para uso global.”

Estos sistemas —simples, económicos y sostenibles— han transformado zonas áridas en lugares habitables. En Peñablanca (Chile), por ejemplo, 29 atrapanieblas lograron recuperar 2 millones de litros de agua en una de las zonas más secas del país.

Este tipo de innovación no requiere satélites ni blockchain, sino voluntad de aplicar el conocimiento con empatía y visión social.

Otras tecnologías con impacto inclusivo

  • Energía renovable descentralizada: Paneles solares comunitarios que llevan luz a comunidades sin acceso a la red eléctrica.
  • Apps de salud pública: Diagnóstico temprano mediante inteligencia artificial en zonas remotas.
  • Tecnología asistiva: Dispositivos que permiten a personas con discapacidad acceder a la educación o el trabajo en igualdad de condiciones.
  • Educación online de bajo coste: Plataformas adaptadas para celulares con contenidos gratuitos y en múltiples idiomas.

Pero para que la tecnología sea una herramienta real contra la desigualdad, debe cumplir tres condiciones:

  1. Accesibilidad: Que llegue a quienes más lo necesitan.
  2. Asequibilidad: Que no requiera grandes inversiones para implementarse.
  3. Pertinencia cultural y social: Que respete las realidades locales y no imponga modelos externos.

Porque si la tecnología solo beneficia a los de siempre, no es progreso, es perpetuación del privilegio.

En cambio, cuando se pone al servicio del bien común —como lo hicieron Abel Cruz y Carlos Espinosa—, se convierte en una herramienta transformadora de justicia social.

⚖️ Políticas públicas y responsabilidad empresarial: motores del cambio estructural

Cuando hablamos de reducir desigualdades, no basta con la buena voluntad individual o la innovación local. Las grandes transformaciones requieren decisiones políticas valientes y empresas que asuman su rol social con responsabilidad.

Las políticas públicas son clave para redistribuir oportunidades y cerrar brechas estructurales. Y no, no se trata de regalar dinero, sino de garantizar derechos básicos que hoy siguen siendo privilegios.

🏛️ Políticas públicas que marcan la diferencia:

  • Impuestos progresivos: Que quienes más tienen contribuyan más, y se financien así servicios esenciales como salud, educación o protección social.

“Exigir políticas públicas: impuestos progresivos a grandes fortunas.”

  • Leyes contra la discriminación: En el acceso al trabajo, la vivienda, el crédito o la educación. Porque la inclusión no debe depender de la voluntad de una empresa, sino ser un marco legal obligatorio.

“Leyes contra la discriminación en empleo y vivienda.”

  • Políticas de protección social universal: Pensiones, subsidios, seguros de desempleo… herramientas que amortiguan el golpe de la desigualdad.
  • Participación activa de los grupos excluidos: Porque las mejores soluciones vienen de quienes viven el problema. Incluirlos en la toma de decisiones es básico.

💼 Empresas con impacto social: del lucro al propósito

Ya no basta con que las empresas “no hagan daño”. En el contexto actual, se les exige contribuir activamente a construir una sociedad más justa.

Aquí entra el concepto de empresas de triple impacto: aquellas que no solo miden su éxito por sus ganancias, sino también por su impacto social y ambiental.

“Empresas con impacto social: Modelos de triple impacto (económico, social, ambiental).”

Ejemplos reales:

  • Startups que contratan exclusivamente a personas migrantes, exconvictos o personas con discapacidad.
  • Empresas que invierten parte de sus utilidades en educación, infraestructura comunitaria o reforestación.
  • Grandes marcas que trazan toda su cadena de producción para garantizar condiciones laborales justas.

Lo interesante es que muchas de estas empresas no solo generan más confianza, sino que son más sostenibles a largo plazo. Porque hoy el consumidor quiere más que un producto: quiere propósito.

Y claro, tanto gobiernos como empresas deben rendirse cuentas mutuamente. No más lavado verde. No más campañas de “diversidad” sin políticas internas reales. No más discursos sobre equidad sin representación en los cargos de decisión.

El cambio no llega solo. Se diseña, se implementa, se financia. Y sobre todo, se exige desde la ciudadanía.

🌐 Cooperación internacional: sin justicia fiscal no hay justicia social

En un mundo tan conectado como el nuestro, las decisiones que se toman en una oficina en Nueva York, un paraíso fiscal en el Caribe o una embajada en Europa pueden afectar directamente la vida de una familia en África, Asia o América Latina.

Y eso no es una exageración. Es la realidad de un sistema económico global que muchas veces juega en contra de los países más pobres, permitiendo que las riquezas generadas en un lugar terminen acumulándose en otro.

💸 Paraísos fiscales: el agujero negro de la equidad

Mientras se habla de aumentar la ayuda oficial al desarrollo o de donar vacunas, billones de dólares se fugan cada año hacia paraísos fiscales. Dinero que debería estar financiando hospitales, escuelas y proyectos de agua potable… pero termina en cuentas opacas que concentran aún más la riqueza global.

“Eliminar paraísos fiscales que concentran riqueza.”

Esta evasión fiscal masiva reduce drásticamente la capacidad de los Estados para redistribuir recursos y garantizar derechos.

Y lo más indignante es que muchas veces quienes más recursos poseen son quienes menos impuestos pagan, mientras que las clases medias y bajas asumen la mayor carga tributaria.

🛂 Acuerdos migratorios con enfoque humanitario

La desigualdad también se expresa en cómo los países gestionan los flujos migratorios.

Ya lo vimos antes: hay migrantes bienvenidos y migrantes invisibles. Pero si de verdad queremos cumplir el ODS 10.7, es necesario avanzar hacia una cooperación internacional coherente, justa y sin dobles estándares.

“Apoyar acuerdos migratorios humanitarios.”

Esto implica:

  • Asegurar derechos humanos básicos para todas las personas migrantes, sin importar su nacionalidad o religión.
  • Compartir responsabilidades entre países de origen, tránsito y destino.
  • Generar vías seguras y legales de migración para evitar tragedias y explotación.

🧩 Justicia fiscal + justicia migratoria = justicia global

Sin un enfoque internacional coordinado, los esfuerzos locales seguirán siendo insuficientes. Necesitamos:

  • Normas fiscales globales que impidan la evasión y promuevan la transparencia.
  • Reformas en organismos internacionales para dar voz real a los países en desarrollo en las decisiones económicas.
  • Apoyo efectivo a países que enfrentan conflictos, crisis climáticas o emergencias humanitarias.

Porque la desigualdad entre países no es un accidente histórico, es el resultado de decisiones (o la falta de ellas) que pueden y deben cambiar.

🧠 Reducir las desigualdades es más que un objetivo, es un deber

Si algo ha quedado claro a lo largo de este artículo, es que la desigualdad no es solo un problema económico. Es un fenómeno multidimensional que atraviesa territorios, cuerpos, géneros, acentos y orígenes. Y que limita el potencial humano de millones de personas todos los días.

El ODS 10 nos propone una hoja de ruta ambiciosa pero necesaria: reducir las desigualdades dentro de los países y entre ellos. No por una cuestión moral solamente, sino porque es la única forma sostenible de avanzar como humanidad.

🔎 Lo vimos en los datos:

  • El 10% más rico del planeta concentra el 76% de la riqueza.
  • Más de 700 millones viven en pobreza extrema.
  • La mayoría de desplazados globales provienen de regiones empobrecidas, sin acceso justo a oportunidades.
  • Las mujeres siguen siendo las más empobrecidas, invisibilizadas y vulnerables.

🧠 Pero también lo vimos en las soluciones:

  • Atrapanieblas que devuelven dignidad gota a gota en zonas desérticas.
  • Voluntarios que enseñan oficios a migrantes excluidos del mercado laboral.
  • Startups que contratan con propósito.
  • Empresas que deciden invertir donde otros solo extraen.
  • Activistas que luchan por leyes más inclusivas.
  • Y personas como tú, que no se conforman con que el mundo sea así.

“El ODS 10 no es solo un objetivo, sino un imperativo moral y económico.”

Si queremos un mundo más justo, más seguro, más estable, la equidad tiene que ser el centro del modelo de desarrollo. No como una nota al pie, sino como eje de políticas públicas, decisiones empresariales y acciones cotidianas.

Este artículo no busca dejarte tranquilo. Al contrario, busca invitarte a incómodas pero necesarias reflexiones:
¿Qué privilegios tengo que nunca me cuestioné?
¿A quién estoy dejando fuera con mis decisiones?
¿A qué estructuras estoy sosteniendo sin darme cuenta?

Porque reducir las desigualdades no es una tarea exclusiva de gobiernos ni de ONGs. Es una tarea de todos. Y empieza preguntándonos qué mundo estamos construyendo… y para quién.

Solo cuando la justicia deje de ser una excepción y se convierta en norma, podremos decir que estamos verdaderamente en el camino del desarrollo sostenible.

❓ Preguntas Frecuentes

Encuentra respuestas a las dudas más comunes sobre el ODS 10: Reducción de la Desigualdad.

  • ¿Qué es ODS 10?

    ODS 10 se refiere al Objetivo de Desarrollo Sostenible número 10, que busca reducir la desigualdad dentro y entre los países.

  • ¿Cómo se puede contribuir a alcanzar el ODS 10?

    Se puede contribuir al ODS 10 promoviendo políticas inclusivas, fomentando la igualdad de oportunidades y combatiendo la discriminación.

  • ¿Cuál es la importancia del ODS 10?

    El ODS 10 es importante porque la desigualdad puede obstaculizar el desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza.

  • ¿Qué tipo de desigualdad aborda el ODS 10?

    El ODS 10 se centra en la desigualdad económica, social y política, así como en la discriminación por motivos de género, raza, etnia, entre otros.

  • ¿Cómo se mide el progreso hacia el ODS 10?

    El progreso hacia el ODS 10 se mide a través de indicadores como la brecha salarial de género, la proporción de ingreso nacional de los más ricos y más pobres, entre otros.

  • ¿Qué papel juegan las empresas en la consecución del ODS 10?

    Las empresas pueden contribuir al ODS 10 adoptando políticas de igualdad salarial, promoviendo la diversidad y la inclusión, y respetando los derechos humanos.

  • ¿Cuál es el plazo para alcanzar el ODS 10?

    El plazo para alcanzar el ODS 10 es el año 2030, según la Agenda 2030 de las Naciones Unidas.

  • ¿Qué retos enfrenta la implementación del ODS 10?

    Algunos retos incluyen la falta de voluntad política, la resistencia al cambio y la insuficiencia de recursos financieros.

  • ¿Qué beneficios trae consigo la consecución del ODS 10?

    La consecución del ODS 10 puede mejorar la cohesión social, impulsar el crecimiento económico sostenible y reducir los conflictos y la inestabilidad.

  • ¿Qué acciones individuales se pueden tomar para apoyar el ODS 10?

    Se pueden tomar acciones como promover la equidad de género, apoyar a comunidades marginadas y participar en iniciativas de responsabilidad social.

  • ¿Qué diferencia hay entre igualdad y equidad en el contexto del ODS 10?

    La igualdad se refiere a la igualdad de oportunidades para todos, mientras que la equidad se refiere a la distribución justa de recursos y beneficios según las necesidades de cada persona.

  • ¿Cómo afecta la desigualdad al desarrollo sostenible?

    La desigualdad puede obstaculizar el desarrollo sostenible al limitar el acceso a la educación, la atención médica, el empleo y otros servicios básicos.

  • ¿Cómo pueden los gobiernos promover la igualdad en el marco del ODS 10?

    Los gobiernos pueden promover la igualdad mediante la adopción de leyes y políticas que protejan los derechos de las minorías, promuevan la inclusión social y económica, y combatan la discriminación.

  • ¿Qué relación existe entre la desigualdad de género y el ODS 10?

    La desigualdad de género es una forma importante de desigualdad que el ODS 10 busca abordar, ya que las mujeres suelen enfrentar barreras adicionales para acceder a oportunidades y recursos.

  • ¿Qué pueden hacer las organizaciones de la sociedad civil para avanzar en el ODS 10?

    Las organizaciones de la sociedad civil pueden abogar por políticas inclusivas, sensibilizar sobre la importancia de la igualdad y colaborar con otros actores para promover cambios positivos en la sociedad.

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